Cartagena de Indias enfrenta problemas críticos en diversos sectores: salud y sistema hospitalario, transporte y movilidad, seguridad, drenaje pluvial, prevención para mareas altas y crecimiento urbanístico.
El incremento del turismo ha evidenciado la sobrecarga del sector hotelero y la demanda de menores para atender el turismo sexual. La prostitución infantil es un vergonzoso flagelo que la sociedad cartagenera ha preferido desconocer y ocultar.
Amplios sectores de la población sufren por la pobreza, la falta de educación y de oportunidades laborales. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en 2012 los barrios con los porcentajes más altos de pobreza son: Villa Hermosa, Policarpa, Nélson Mandela, Loma Fresca, Paraiso y La Boquilla, en los que no existen medidas de planificación familiar, lo que contribuye a incrementar las necesidades económicas.
La ocupación del espacio público es una preocupación permanente de las autoridades y es utilizado para toda clase de negocios informales. El servicio de recolección de basuras es insuficiente y la ciudad, sus calles, playas y cuerpos de agua están contaminados, debido principalmente a la falta de cultura de residentes y turistas.
El homicidio, el hurto, el contrabando, la microextorsión y el microtráfico son los delitos más comunes y las bandas criminales (BACRIM) han aumentado la delincuencia organizada.
Con mucha frecuencia se presentan enfrentamientos públicos entre pandillas de barrio, cuyas riñas y vandalismo han llegado a afectar sectores residenciales de estratos altos y zonas turísticas con playas, sembrando el pánico entre los bañistas que visitan esta ciudad.
Cansados por la aparente impunidad de los delincuentes, en muchos casos los ciudadanos han decidido tomarse la justicia por sus propias manos, quemando las motos de los atracadores y propinándoles fuertes golpizas, llegando al extremo de que turbas enfurecidas asesinaron a un supuesto violador.
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